Un correo sospechoso, un clic por error y, de pronto… “¿Y si he comprometido a toda la empresa?” Para muchos profesionales, este no es un simple escenario hipotético: es una fuente real de angustia diaria. La amenaza de un ciberataque no solo pone en jaque a los sistemas, sino que genera una presión invisible sobre quienes trabajan frente a una pantalla. De hecho, uno de cada tres trabajadores reconoce sentir ansiedad, estrés o miedo ante esta posibilidad.
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