Muchas empresas de retail se ven obligadas a aceptar sistemas de información mixtos y, a menudo, inconexos para gestionar su negocio. Es decir, un sistema para gestionar el back-office y otro para el front-office en las tiendas, que deben integrarse en teoría pero que, a la práctica, dan muchos problemas.
Si eres una compañía de retail con varios establecimientos, una gran superficie, o una cadena de restaurantes, tienes un 90% de probabilidades de que éste sea tu caso: un ERP para llevar contabilidad, compras, stocks, etc. y un sistema de retail o de TPV (terminal punto de venta) para el resto. Y en medio, una interface que los conecte.
Puede que te hayan dicho que no alternativa pero sí que la hay. Un sistema que no cubre todas las necesidades de una empresa de retail o que requiere otro sistema para hacerlo no puede ser llamado un ERP.
ERP significa Enterprise Resource Planning, es decir, un sistema de planificación de los recursos de una empresa. ¿Qué son las tiendas sino una parte más de una empresa de retail? Por ello, si un sistema no nos cubre las necesidades de las tiendas no puede ser considerado un ERP para retail aceptable. Aun así, hay muchos retailers lo aceptan, ya sea por desconocimiento o porque no ha sido bien asesorados por quien debía hacerlo.
Existen ERPs “end-to-end”, que incluyen toda la funcionalidad necesaria para las empresas de retail, que evita incoherencias, problemas de interfaces y permite una gestión y una información veraz al minuto, así como reacciones comerciales inmediatas.