En la celebración del Día del Libro, una fecha emblemática que honra la importancia de la lectura, la literatura y el poder transformador de las palabras, os invitamos a leer este post en homenaje a todos los libros que alguna vez nos han acompañado.
Andaban D. Quijote y Sancho por tierras manchegas. El sol calentaba más de lo habitual el yelmo del ingenioso hidalgo. Miró en lontananza y entre sudores dijo a Sancho.
—Mi buen amigo Sancho, has de saber que los sabios del sanedrín tuvieron a bien decirme como añadir un campo a la lista izquierda de una ventana para poder filtrar por él.
Sancho levantó la vista desde su pobre pollino, se limpió las migas de su barba y contestó.
—Mi amo, tenga en cuenta que lo escrito, escrito está y no somos nadie para cambiar los designios divinos.
—Inculto patán, el mismo sabio Frestón me lo contó, y leedlo en sus gruesos libros de conjuros. Es una cosa que solo podemos hacer los caballeros, en el nombre de Dios y para ayudar a nuestra dama.
—Hay que entrar como desarrollador e ir a la gestión de objetos…
—Un momento —se atrevió a interrumpir— recordome que el barbero contome algo en la taberna, el vino demasiado, ni guarda secreto ni cumple palabra.
Sancho sacó de entre un mendrugo duro y unos curruscos de queso un portátil pringoso y apelmazado.
—Mire vuesa merced.
—Veo un milagro que el ordenador se encendiese.
—No es oro todo lo que reluce y funcionar funciona, mire, mire.
Encendió la máquina y para pasmo de D. Quijote, presentó el navegador. Con presteza, pinchó en la brújula y se movió por el menú:
Todo—>Parametrización—>parámetros generales—>Personalización—>Objetos
—Amigo Sancho, si vos no tenéis licencia de desarrollador.
—Ni falta hace, mi señor, más sabe el diablo por viejo que por diablo. Y no es menester conocer encantamientos del demonio ni sapiencias hechiceriles para prepararlo. La ventana es similar a la que ven los sabios con sus licencias:
—Imagínese vuesa merced que quiere añadir la divisa en los clientes.
—¿Por qué demonios necesitare yo eso? Vive Dios que no quiero saber nada de herejes extranjeros.
—Vale más un ejemplo visto que mil palabras.
—Pintemos el país, pues.
—En la columna “Objeto”, escriba “Cliente” y elija el objeto que lo nombre
—Podrá ver la ventana de nuevo y en la rejilla “Campos de selección” los campos del cliente que se muestran en la lista izquierda:
—Ahora solo tiene que buscar la divisa. Como usted de brujerías entiende, elija la tabla que necesitare, hasta un escudero como yo puede ver que sería BPCUSTOMER. Y después el campo, divisa.
—Si el campo estuviere en otra tabla, no la ponga y déjelo a los brujos desarrolladores o sus aprendices consultores, que ellos sabrán facerlo. Utilice siempre las tablas que se ya se encuentran en la rejilla.
—Eso haría sin dudarlo.
—Grabe mi señor caballero, y al hacerlo ya está terminada la tarea. Ni validaciones ni nada es necesario. Véalo, que lo que los ojos no ven, la cabeza duda.
—Y puede aplicarlo a todas las ventanas que tengan lista izquierda, sin hechicerías ni códigos de actividad del demonio. ¡Y Sage afirma que no se tocará en las actualizaciones!
—Verdad es, amigo Sancho y tan útil como el salutífero bálsamo de Fiebrarás. Pero ahora, déjame, que he visto unos excelcillos que me afrentan. Non fuyades, cobardes, viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete.
—Mi señor que no son excelillos que son consultas, otro día le cuento lo que me dijo el barbero —pero Don quijote ya cabalgaba con el ratón en ristre, sin hacer caso al pobre Sancho.
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José Guzmán Rubert
Operaciones Sage X3
Comments 3
Me ha encantado!! mas post así por favor!
Hola María Luisa!
Muchas gracias por tu comentario. Nos alegra que el artículo te haya parecido interesante.
Un saludo.
Guzmán! tus dotes literarias y tu vasto conocimiento asombrado me han!!