La IA generativa está rompiendo esquemas al revolucionar la manera en que las empresas automatizan tareas, crean contenido y toman decisiones en tiempo récord. Sin embargo, trae consigo su lado oscuro. Y es que, mientras aprovechamos las ventajas de esta tecnología, los datos más sensibles -personales, financieros y confidenciales- están circulando por sistemas que, en muchos casos, pueden ser vulnerables a los usos no autorizados de las aplicaciones de IA.
Los responsables de seguridad tienen un reto: ¿cómo proteger los datos sin frenar la innovación? Con un 75% de los empleados ya usando IA generativa para hacer su trabajo más eficiente, y más del 30% de las empresas sin tener idea de dónde están sus datos críticos, la batalla por la ciberseguridad es más feroz que nunca. ¿Quieres saber cómo hacerlo? ¡Sigue leyendo!
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La adopción masiva de herramientas de inteligencia artificial generativa ha traído consigo enormes oportunidades de productividad e innovación. Sin embargo, también ha abierto nuevas puertas a amenazas críticas para la seguridad de los datos.
Uno de los mayores desafíos es la exposición involuntaria de información confidencial al interactuar con aplicaciones basadas en IA generativa. Y es que, los usuarios pueden introducir sin darse cuenta datos personales, financieros o estratégicos en formularios que no están adecuadamente protegidos. De hecho, más del 30% de los responsables de la toma de decisiones afirman que no saben cuáles son los datos críticos de su empresa ni dónde se encuentran.
Además, la falta de trazabilidad de estos datos una vez enviados a modelos externos complica la respuesta ante incidentes.
Muchas organizaciones carecen de políticas o herramientas de supervisión que limiten qué datos pueden ser utilizados por sistemas de IA.
Por consecuencia, esto puede generar un exceso de exposición, y es que, el 80% de los líderes de seguridad afirman que la filtración de datos confidenciales es su principal preocupación. Esto es provocado por acciones como compartir documentos confidenciales sin restricciones entre usuarios o integraciones automatizadas que extraen datos sin validación previa.
Asimismo, siendo conscientes de que la IA se alimenta de grandes volúmenes de datos, la ausencia de controles de acceso, clasificación o encriptación adecuados puede convertirse en una puerta abierta a vulnerabilidades internas o externas.
La facilidad de uso de las herramientas de IA generativa también conlleva el riesgo de un uso no conforme por parte de empleados, proveedores o colaboradores. Entre los escenarios más comunes se incluyen:
Este tipo de uso indebido puede derivar en la creación de materiales de alto riesgo, problemas legales o incluso en la pérdida de ventaja competitiva si se expone información estratégica.
Ante los riesgos crecientes que plantea la IA generativa en la gestión de datos, los CISO (Chief Information Security Officer o, en español, responsable de la seguridad de la información) deben adoptar un enfoque proactivo y estructurado. Y es que, ahora es imprescindible implementar una estrategia integral de seguridad de los datos que actúe en todas las fases del ciclo de vida de la información.
La primera línea de defensa consiste en identificar de forma anticipada dónde están los datos sensibles, cómo se utilizan y qué comportamientos anómalos podrían representar una amenaza.
Sin embargo, existen soluciones modernas, como Microsoft Purview, que permiten obtener una visibilidad total del patrimonio de datos: desde archivos y correos electrónicos, hasta bases de datos, dispositivos y aplicaciones SaaS. Gracias al uso de clasificadores inteligentes y machine learning, los equipos de seguridad pueden:
Esto permite a los CISO anticiparse a filtraciones y establecer controles más eficaces y dirigidos.
Una vez identificados los riesgos, el siguiente paso es implementar medidas de prevención flexibles. Las soluciones DLP (Data Loss Prevention) deben ser capaces de adaptarse al nivel de riesgo de cada usuario y contexto, en lugar de aplicar políticas rígidas que afecten la productividad.
Con DLP adaptativo, es posible:
Cuando ocurre un incidente de seguridad, el tiempo de respuesta es crucial. Por eso, aquí es donde la IA vuelve a marcar la diferencia: al automatizar el análisis, priorizar alertas y ofrecer contexto en tiempo real, los equipos de seguridad pueden actuar con rapidez y precisión.
Microsoft Security Copilot permite:
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La integración de la IA generativa en las empresas trae consigo grandes beneficios, pero también implica una gestión más exigente de la seguridad de los datos. Y es que, los entornos donde conviven múltiples herramientas, usuarios y flujos de información requieren nuevas capas de protección que aseguren la confidencialidad, integridad y cumplimiento normativo.
Para lograrlo, los responsables de seguridad de la información en la empresa deben adoptar medidas específicas en tres ejes clave:
1. Visibilidad y control sobre aplicaciones de IA
Uno de los grandes retos actuales es conocer exactamente qué aplicaciones de IA se están utilizando, qué datos procesan y cómo interactúan los usuarios con ellas. Sin esta visibilidad, resulta imposible proteger la información de manera efectiva.
Gracias a esta inteligencia, los CISO pueden diseñar políticas personalizadas que limiten el uso de herramientas de IA según el nivel de riesgo, el tipo de datos y el perfil del usuario.
2. Cifrado, etiquetado y accesos basados en roles
Para evitar fugas de información es esencial aplicar una protección estructural sobre los datos desde su origen. Esto incluye el uso de: cifrado de extremo a extremo, etiquetado automático y accesos basados en roles (RBAC).
Estas medidas, cuando se aplican de forma automatizada y adaptativa, permiten mantener un equilibrio óptimo entre seguridad y operatividad, incluso en entornos complejos donde los datos circulan entre múltiples aplicaciones y usuarios.
3. Protección frente a interacciones no éticas
Uno de los riesgos emergentes con la IA generativa es su potencial para generar contenido no ético o que infrinja regulaciones. Desde respuestas sesgadas hasta generación de material inapropiado, las implicaciones pueden ser legales, reputacionales y operativas.
Para mitigarlo, es fundamental contar con herramientas capaces de: registrar y auditar las indicaciones y respuestas que se generan a través de modelos de IA, detectar interacciones sospechosas, como intentos de evadir políticas internas, mal uso de lenguaje o generación de contenido sensible, y aplicar filtros y bloqueos proactivos mediante sistemas de detección inteligente y machine learning.
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