El momento en el que marcas el número de teléfono de un futuro cliente, comienza la cuenta atrás de los tres minutos para convencerle de que necesita un producto.
Por una parte, tienes que conocer la solución que ofreces al dedillo y, sobre todo, creer en ella, ya que si no lo haces no vas a ser capaz de transmitir nada. En segundo lugar, tienes que desconectar de tu vida personal: echarte a la espalda cualquier problema que te ronde por la cabeza durante esos tres minutos que dura la llamada. Con esos dos puntos claros es hora de descolgar el teléfono y tratar de conseguir un cliente nuevo.
En una llamada, te puedes encontrar un posible cliente reacio a hablar, parco en palabras, cortante y tenemos que ser capaces de darle la vuelta a la tortilla para generarle una necesidad que él creía no tener, pero que nosotros tenemos claro que sí tiene. Tienes que ser capaz de transmitirle esa necesidad rompiendo esa barrera fría que él mismo ha creado. Tienes tres minutos para cruzar ese muro y ponerte de su lado generando confianza y tranquilidad. Son solo tres minutos
También puedes encontrar al otro lado del teléfono a una persona con desconocimiento, que agradece que le dediques unos minutos de tu tiempo y le expliques de una forma clara y concisa algo que tenía ganas de conocer, pero no encontraba el momento de hacerlo.
Hay veces que en una llamada te encuentras a una persona con ganas de hablar, te contará su vida, sus problemas, sus miedos, sus logros… y tienes que empatizar, escucharle, pero a la vez hay que mantenerse firme y ser capaz de llevar la conversación hacia tu terreno para lograr tu objetivo.
En éstos casos terminas la llamada y sientes que han sido tres minutos intensos y productivos: has conseguido conectar con esa persona y sientes que se ha quedado con buen sabor de boca. Con mucha suerte habrás ganado un cliente, pero posiblemente necesitarás volver a hablar con él para terminar de cerrar esa venta. Lo que sí está claro es que le has generado una necesidad que ni si quiera él sabía que tenía pero, sobre todo, has trasmitido. Y solo en tres minutos.
Un trabajo multitarea
Al final te das cuenta de que tu trabajo no es solo el ser comercial, si no que conlleva otras profesiones como la de detective, puesto que estás interrogando de una forma sutil a esa persona; de psicólogo, pues esa persona necesita que alguien le escuche y le dedique unos minutos; de profesor ya que estás explicando y enseñando un producto, o incluso, de abogado porque él contará con otras alternativas de la competencia y tú vas a tener que defender las tuyas con firmeza y sin dudar.
En definitiva, estar a este lado del teléfono no es una tarea sencilla, pero si apasionante, en Aitana trabajamos con valores como la empatía, la confianza, el saber escuchar, el compañerismo que, al fin y al cabo, son los valores necesarios para ser un buen comercial.
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Comments 2
Después de leerlo me he sentido muy animado. Es un enfoque redondo, profesional, lleno de confianza y seguridad. Deseo felicitar a la compañera.
Muy buen resumen del trabajo comercial telefónico, Isabel.