Reflexión sobre el mundo actual de los negocios (y sobre la vida misma)
¿Dónde trabajas? Una pregunta habitual. Pero una pregunta que hoy, no significa lo mismo que hace 10 años. Los “clásicos” responderían con el nombre de la Compañía que les paga, o bien con la dirección de su oficina. Y se quedarían “tan contentos”, diciendo esta mentira. Sí, una mentira por todo lo alto porque… El 80% de los empleados, profesionales, directivos y gente en general en edad laboral (los otros también, que conste…) hoy en día trabajamos “en todas partes”… ¿o no?
Muchos tenemos nuestra mesa y nuestra silla en una oficina más o menos acondicionada. Pero la diferencia respecto a hace 10 años es que ahora, la mesa y la silla no definen el puesto de trabajo. Es más, ni nos hace falta una mesa y una silla para trabajar, o el menos no un puesto de trabajo “a lo tradicional”. Porque… ¿Cuántos de nosotros no trabajamos, también en el metro, en el tren, en casa, en el hotel, o simplemente…. En cualquier sitio (incluso, algunos que nombrarlos podría rozar lo escatológico), mientras tengamos en la mano o en el bolsillo algún dispositivo que nos mantenga conectados?
Somos, sí, somos ya nosotros la primera generación “conectada”. Nuestros hijos nacieron con eso, sí, pero ciertamente nosotros no nos hemos quedado cortos en adaptarnos al cambio. Mírate a ti mismo… ¿te ves saliendo de casa sin tu Smartphone? ¿Qué te impulsa a llevarlo encima? En un 80% de los casos, aparte de razones personales, están las necesidades profesionales.
Lo veamos cómo lo veamos, el mundo ha cambiado radicalmente. El puesto de trabajo, “a la antigua”, es un concepto muy rancio, porque realmente para la mujer o el hombre de hoy el trabajo es parte de la vida y, probablemente en cierto modo – por desgracia dirán muchos- se ha incardinado en ella, llegando a romper las barreras del espacio y el tiempo en las que antiguamente lo teníamos controlado.
Pero la realidad es esa, y no debemos ser pesimistas, pues la realidad también tiene factores positivos, si sabemos entender que las cosas han cambiado. Porque… ¿Cómo podríamos plantearnos quedarnos en casa trabajando un día de lluvia que nos duele el estómago? ¿Cómo podríamos calmarnos cuando sabemos que hay problemas con un cliente que requieren nuestra decisión, si no pudiésemos decidir a través de nuestro Smartphone, por ejemplo?
Han cambiado las cosas. Para mejor o peor lo dirá la historia, pero debemos aceptarlo, y aprovechar la parte positiva.
Cuando entendamos que este cambio es real, entenderemos que demasiadas empresas están instauradas en un paradigma de Organización y Sistemas de Información que sólo responden a “la mesa y la silla” de entonces. Cuando lo entiendas, te cito a ver mi próximo post en este blog.
Autor: Antoni Salas, Director Cataluña de Aitana